Las fuertes precipitaciones que afectaron el norte y noroeste de la provincia de Buenos Aires han generado una grave crisis para el sector agrícola, perjudicando considerablemente a los productores locales. En algunas zonas cercanas a la Ruta 9, que une Rosario con Buenos Aires, cayeron más de 300 milímetros en pocas horas, lo que provocó campos inundados, caminos cortados, evacuaciones y vehículos atrapados; lo que, además, evidencian la falta de infraestructura.
La Plata, 19 May (Por InfoGEI).El temporal, que se extendió desde el viernes hasta el sábado, dejó daños económicos considerables. Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, aún quedan más de 500.000 hectáreas de soja y unas 120.000 de maíz sin cosechar, y la producción podría perderse por completo si persisten las inundaciones.
Además de los cultivos, el agua acumulada pone en peligro los granos almacenados en silo bolsas, que podrían estropearse si no se logra drenar el exceso de humedad. Una de las principales complicaciones es la falta de escurrimiento, que impide el ingreso de maquinaria a los campos y retrasa las labores agrícolas.
Soledad Aramendi, presidenta de la Sociedad Rural de Rosario, advirtió que algunos campos podrían necesitar entre dos y tres años para recuperarse. Enfatizó la urgente necesidad de obras hídricas, como canales de drenaje eficientes y sistemas de reserva de agua para épocas de sequía. “Estas infraestructuras son fundamentales, pero siguen sin concretarse”, afirmó.
El fenómeno climático ocurre en un momento clave para el agro, justo cuando se terminaban de levantar las cosechas de soja y maíz de segunda y se iniciaban las tareas con el trigo. “Esto altera todo el cronograma del campo”, lamentó Aramendi.
Obra inconclusa
Andrea Passerini, productora de Carlos Casares, explicó a un medio porteño que la zona ya estaba saturada por lluvias acumuladas en los meses anteriores, lo que potenció el impacto del reciente temporal.
Además, como diera cuenta InfoGEI el 14 de mayo pasado, la demora en completar el Plan Maestro de la Cuenca del Salado, iniciado en los años 70 y del cual aún faltan canalizar apenas 30 kilómetros. “Si ese tramo estuviera terminado, la situación sería muy diferente”, aseguró la productora.
El Estado recauda, los productores pagan
Mientras tanto, el Estado nacional continúa recaudando a través del Fondo Fiduciario de Infraestructura Hídrica —sostenido con un impuesto sobre nafta y GNC—, sin concretar las obras prometidas. Lo mismo sucede con otros tributos, como el impuesto a los combustibles, que siguen vigentes sin traducirse en mejoras visibles.
La emergencia no solo pone en jaque la producción, sino que también podría afectar las reservas del Banco Central, ya que el Gobierno había depositado grandes expectativas en una cosecha récord tras años de sequía. Sin embargo, el mal clima y la falta de inversión en obras clave ahora ponen ese escenario en duda. (InfoGEI)Ac