Una dieta específica podría retrasar el desarrollo de demencia, según una investigación

¿Y si te dijeran que la forma en la que te alimentás puede proteger tu memoria además de nutrirte? En un contexto de envejecimiento global y aumento de casos de demencia, la ciencia continúa investigando estrategias para preservar la salud mental. Y la alimentación ocupa un papel cada vez más relevante. Lo que comemos tiene un efecto más profundo de lo que imaginamos en el estado de nuestro cerebro.

La Plata, 16 Jun (Por InfoGEI).-Una de las dietas que ha despertado mayor interés es la MIND, sigla en inglés de Intervención Mediterráneo-DASH para el Retardo de Enfermedades Neurodegenerativas. Un estudio publicado en el International Journal of Molecular Sciences señala que seguir este patrón alimentario puede reducir significativamente el riesgo de deterioro cognitivo y ralentizar el progreso de enfermedades como el alzhéimer.

¿Qué distingue a la dieta MIND?

Este plan alimenticio combina lo mejor de dos regímenes con respaldo científico: la dieta mediterránea y la dieta DASH, diseñada originalmente para tratar la hipertensión. Pero la MIND va un paso más allá, ya que se enfoca en alimentos que benefician específicamente al cerebro.

Según el estudio, las personas que siguen esta dieta de forma constante pueden reducir hasta en un 53 % la probabilidad de desarrollar alzhéimer. Incluso quienes la siguen parcialmente obtienen beneficios, con una mejora cognitiva estimada del 35 %. Estos resultados se basan en investigaciones longitudinales con miles de participantes.

¿Qué incluye esta alimentación protectora?

La dieta MIND promueve el consumo de verduras de hoja verde (como espinaca y acelga), frutas rojas (como arándanos y frutillas), frutos secos (nueces, almendras), legumbres, cereales integrales y pescado. También se utiliza aceite de oliva como fuente principal de grasa, y se permite una copa diaria de vino tinto con moderación. Por el contrario, se recomienda limitar el consumo de manteca, quesos grasos, carnes rojas, frituras y productos ultraprocesados.

Nutrición al servicio del cerebro

Más allá del contenido nutricional, este patrón alimenticio tiene efectos positivos sobre funciones cerebrales clave. Según los investigadores, ayuda a reducir la inflamación crónica, combate el estrés oxidativo y mejora la plasticidad sináptica —la capacidad del cerebro para adaptarse y establecer nuevas conexiones—.

Estos beneficios sostenidos podrían prevenir el deterioro cognitivo leve, un estado que con frecuencia precede a la demencia. Además, se observaron mejoras en la memoria operativa y en la rapidez para procesar información.

Mucho más que una dieta: un estilo de vida

Por ello, los especialistas enfatizan que no se trata de una moda pasajera, sino de adoptar un enfoque preventivo y sostenible. En un mundo donde aún no existe una cura para la demencia, pero sí hay factores que podemos modificar, la alimentación aparece como una herramienta valiosa y al alcance de todos.

Pequeños cambios, grandes beneficios

Adoptar la dieta MIND no implica renuncias drásticas, sino simples elecciones cotidianas: agregar arándanos al desayuno, optar por legumbres en lugar de carne o sustituir snacks por frutos secos. Cada decisión puede contribuir a cuidar la salud mental a largo plazo.

El artículo del International Journal of Molecular Sciences, concluye  indicando que “una alimentación enfocada en la neuroprotección puede ser tan importante como el ejercicio físico o el estímulo cognitivo”. (InfoGEI)Ac