Un informe del INASE revela un retroceso en la adopción de tecnología y una marcada reducción en el número de productores de soja. La falta de competitividad y el uso de variedades antiguas preocupan al sector.
La Plata, 07 Ago (Por InfoGEI).-El panorama del cultivo de soja en Argentina sigue mostrando señales de retroceso. Según el último informe del Instituto Nacional de Semillas (INASE), basado en las declaraciones presentadas al Sistema de Información Simplificado Agrícola (SISA), más de 6.500 productores dejaron de sembrar soja en los últimos cuatro años, pasando de 60.619 en la campaña 2021/22 a 54.055 en el ciclo 2024/25.
Además, el uso de semillas fiscalizadas —aquellas adquiridas legalmente con fines de trazabilidad y mejora genética— apenas alcanzó el 16,7%, una cifra que, aunque superior al ciclo anterior, sigue lejos del 20% registrado hasta 2021/22.
Según reporta el sitio especializado, Bichos de Campo, el relevamiento indica que en la campaña actual se sembraron 15,2 millones de hectáreas de soja, con mayor concentración en la provincia de Buenos Aires (31%), Córdoba (26,6%) y Santa Fe (17,8%). En cuanto a la tecnología, las variedades IPRO (Intacta) representaron el 40,3% del área sembrada, mientras que la tecnología Enlist cubrió 2,59 millones de hectáreas y la Conkesta 735 mil.
A pesar de la incorporación de 792 cultivares distintos, muchas variedades presentan una antigüedad considerable, lo que refleja una baja renovación tecnológica. Por ejemplo, las variedades con propiedad vigente tienen una media de 10 años, y las de uso libre alcanzan un promedio de 24 años. El cultivar sin derechos de propiedad más utilizado fue Munasqa (2001), sembrado en más de 88 mil hectáreas.
El informe también da cuenta del uso de soja no transgénica, cultivada en unas 232.794 hectáreas (1,5% del total nacional), mayormente destinada a producción para consumo humano. Entre los cultivares más destacados se encuentran Don Mario 48 (1997) y La Manuela 448 (2021).
Diversificación limitada
Por último, el estudio confirma que el 47,6% del área sembrada corresponde a variedades del grupo de madurez IV, el 23,9% al grupo V y el 12,6% al VI, lo que evidencia una diversificación, aunque todavía limitada, en la elección de materiales genéticos.
Problemática estructural del modelo agrícola
Este retroceso en la cantidad de productores, junto a la baja en el uso de semillas certificadas y la escasa renovación varietal, expone una problemática estructural en el modelo agrícola argentino, que sigue perdiendo competitividad frente a un mercado global en constante evolución. (InfoGEI)Jd