Según el sitio web Artemisión, especializado en Comercio Exterior, de enfoque económico liberal, Argentina durante abril, registró un superávit comercial de solo 204 millones de dólares, una cifra que, aunque parece favorable, evidencia un desbalance que complica la situación externa del gobierno. Las importaciones aumentaron un 37,7% en comparación interanual, mientras que las exportaciones apenas crecieron un 2,3%. Esto redujo el saldo positivo casi a cero, muy por debajo de los 1.807 millones de superávit del mismo mes en 2023.
La Plata, 27 May (Por InfoGEI).-El escenario es claro: si las importaciones crecen muy por encima de las exportaciones, la necesidad de dólares aumenta, y el Gobierno carece de esos recursos. En un contexto de controles cambiarios sobre las empresas, reservas netas en negativo y obligaciones en moneda extranjera que siguen acumulándose, el deterioro del comercio exterior podría poner en jaque uno de los pocos pilares que sostiene el discurso oficial: el de una supuesta estabilización macroeconómica.
El magro saldo de abril esconde una fuerte distorsión. Las compras al exterior ascendieron a 6.460 millones de dólares, con un incremento notable en las cantidades importadas (41,9%), a pesar de una baja en los precios. Se observaron aumentos significativos en las importaciones de bienes de capital (73,4%), automóviles (204,5%) y productos de consumo final (77,7%). También se importaron más combustibles y lubricantes.
Desde el Gobierno podrían intentar presentar esta situación como un síntoma de reactivación económica, pero el trasfondo muestra lo contrario: el superávit es frágil y se desvanece con rapidez. Las exportaciones no logran sostener el ritmo. Aunque mejoraron los envíos de productos primarios e industriales, las manufacturas agropecuarias —el principal motor exportador del país— cayeron un 0,4%, y las exportaciones energéticas retrocedieron un 10%. La oferta de divisas no se expande, incluso en plena temporada de liquidación de cosechas.
Dato preocupante
Otro dato inquietante es que Argentina registró en abril un déficit comercial con sus tres principales socios: perdió 999 millones de dólares con China, 697 millones con Brasil y 297 millones con la Unión Europea. El leve superávit se logró gracias a relaciones comerciales más pequeñas, como con Medio Oriente, India, Chile y algunos países latinoamericanos.
En resumen, el comercio exterior argentino muestra números negativos precisamente en los mercados más relevantes. Si se mantiene la tendencia de importaciones en alza y exportaciones estancadas, el actual superávit podría convertirse en un déficit estructural. Esto representa un riesgo considerable: en un esquema de múltiples tipos de cambio y sin acceso al financiamiento externo, cada dólar que se pierde en comercio exterior es uno menos para pagar deuda, intervenir en el mercado o aliviar el cepo.
Compras externas que crecen
El presidente Javier Milei intentó mantener el equilibrio externo mediante una fuerte contracción económica y limitaciones a las importaciones. Sin embargo, con el tipo de cambio congelado y una apertura parcial de las restricciones, las compras externas comenzaron a aumentar nuevamente. El problema es que los dólares disponibles no crecieron al mismo ritmo. Y sin divisas genuinas, el esquema económico se vuelve insostenible.
La estabilidad cambiaria que el Gobierno celebra parece tener fecha de caducidad. Abril dejó en evidencia que las cuentas no cierran. La gran incógnita es cuánto más se puede sostener esta situación antes de que regresen las tensiones financieras. Porque, si bien el superávit aún existe, su alcance es cada vez más limitado. (InfoGEI)Ac