Pesos vs. Dólar: el clásico resguardo de los argentinos ante la pérdida del poder adquisitivo

La consultora Focus Market elaboró un informe en el que se analiza cómo ha caído el poder de compra en Argentina, un país donde la devaluación del peso es un tema recurrente. Más allá del gobierno de turno o del modelo económico vigente, la incertidumbre sobre el tipo de cambio persiste y se ha vuelto parte del día a día. De las cuatro últimas presidencias, la de Cristina Fernández fue la única que no endeudó con el FMI, y la que menos devaluó.

La Plata, 10 Abr (Por InfoGEI).- La cuestión no es si el peso perderá valor frente al dólar, sino cuándo y a qué velocidad. Las recientes tensiones cambiarias, provocadas en parte por la disminución de reservas del Banco Central y la demora en cerrar los términos definitivos del acuerdo con el FMI por un posible desembolso de USD 20.000 millones, avivaron nuevamente el debate.

Según Damián Di Pace, director de Focus Market, “el acuerdo con el FMI se estira más de lo deseado, mientras el Gobierno busca mantener el tipo de cambio estable hasta las elecciones y, eventualmente, levantar el cepo cambiario. Aunque una devaluación podría mejorar la competitividad en el corto plazo, sus consecuencias —como inflación y pérdida de confianza— dificultan su sostenibilidad”.

Además, en un año electoral, una devaluación chocaría con el objetivo principal del oficialismo: reducir la inflación.

Cuando una moneda se devalúa, su valor disminuye respecto a otra —en este caso, el dólar—. Esto significa que se necesitan más pesos para comprar la misma cantidad de dólares.

Las causas pueden ser múltiples: inflación elevada, escasez de reservas o desconfianza en la economía. Pero el impacto siempre recae en el mismo lugar: el bolsillo de la gente.

Una constante devaluación del peso

La economía argentina ha atravesado varias devaluaciones en las últimas décadas, como las de 2002, 2014, 2016, 2019, 2020 y 2023. Cada una respondió a situaciones distintas —crisis externas, fuga de capitales o caída de reservas—, pero sus efectos fueron similares: suba de precios, pérdida de poder adquisitivo y, muchas veces, recesión y desempleo.

Aunque una moneda débil puede beneficiar a los exportadores al hacer más competitivos sus productos en el exterior, eso no garantiza estabilidad macroeconómica ni mejoras automáticas en la balanza de pagos.

Termómetro de la economía

A lo largo de los años, diversos gobiernos intentaron contener el dólar mediante controles de precios, acuerdos internacionales, cepos cambiarios y otras medidas. Sin embargo, estas políticas rara vez logran frenar el avance del tipo de cambio cuando las reservas son escasas y la confianza está debilitada.

En Argentina, donde el peso ha perdido valor repetidamente y ha sido reemplazado por nuevas denominaciones, el dólar actúa como un verdadero termómetro de la economía.

Evolución de la devaluación en los últimos gobiernos

Desde el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner (2011), el peso comenzó una depreciación sostenida. En ese periodo, el dólar pasó de $4 a $6,25, una caída del 56,14% del valor del peso.

Con la llegada de Mauricio Macri en 2015 y la unificación del tipo de cambio, el dólar saltó un 40% de inmediato. Durante su mandato, el tipo de cambio pasó de $9,85 a $63,04, lo que representó una devaluación del 84,38%.

Estrategias devaluatorias

Bajo la presidencia de Alberto Fernández, la tendencia no cambió. El proceso devaluatorio se profundizó en su último año de gestión, en medio de una inflación descontrolada. El peso terminó perdiendo un 83,88% de su valor frente al dólar.

Con el actual presidente Javier Milei, se adoptó una estrategia de devaluación gradual, conocida como crawling peg, con ajustes mensuales del 2% inicialmente y ahora del 1%. Sin embargo, al inicio de su gestión, el tipo de cambio oficial pasó de $400 a $832 en apenas dos días, y hoy ronda los $1.100 por dólar, lo que representa una devaluación cercana al 64%.

La inflación también afecta al dólar, aunque en menor medida

Si bien el dólar también pierde poder adquisitivo por la inflación en Estados Unidos, el ritmo es mucho más moderado. Un billete de USD 100 emitido en 2011 hoy debería valer USD 146,56 para mantener su poder de compra original, lo que implica una pérdida del 46,56%.

El contraste con el peso argentino es abismal: para adquirir hoy lo que se compraba con $1.000 en 2011, se necesitarían $286.920. Es decir, el billete de $1.000 de entonces hoy vale apenas $3,49 en términos reales. (InfoGEI)Jd